San Alberto Magno construyó un sistema filosófico y teológico, tan admirable y monumental como si fuera una catedral de conocimientos. San Alberto entró a la Orden de Predicadores cautivado por fray Jordán de Sajonia, sucesor de santo Domingo. La nueva orden era mendicante, se había ubicado en las ciudades y en las universidades. Le daba mucha importancia al estudio, a la oración y a la predicación, razón por la cual se convirtió en una orden muy atractiva para los jóvenes estudiantes. Las órdenes mendicantes habían iniciado un movimiento reformador dentro de la Iglesia, propugnaban por regresar a los orígenes del cristianismo y seguir la pobreza voluntaria.
Alberto (1193 - 1280) había nacido en Lauingen, ciudad Sabia. El hermano mayor de Alberto se llamaba Enrique que también entró con los dominicos, llegó a ser prior de Würzburgo.
Alberto estudió primero el Trivium, que se relacionaba con la forma de hablar correctamente se componía de: la lógica, retórica y dialéctica. Se seguía después con el Cuatrivium que se relacionaba con el conocimiento matemático por lo que se llevaba: aritmética, astronomía, geometría y música. Alberto estudio en Padua entre 1222 -1233 y 1229. Entró a la Orden de Predicadores en Bolonia en 1229.
Terminó sus estudios en Colonia. Fue lector en Hilderheim, Friburgo, Estrasburgo y Colonia. Fue a París primero como estudiante y luego como profesor. Precisamente en París tuvo como alumno a santo Tomás de Aquino (1225 - 1274).
Regresó a Colonia en 1249 a establecer un estudio general de avanzada en la región germánica. Lo acompañó santo Tomás de Aquino.
San Alberto compiló, analizó, reelaboró y sistematizó la obra de Aristóteles en un marco de pensamiento católico. Los filósofos musulmanes: Avicena (980 - 1037); Algazel (1059 - 1111) y Averroes (1126 - 1198) y judíos como Maimonides (1135 - 1204) había establecido puntos de unión entre sus religiones y el pensamiento de Aristóteles. Mientras que la Iglesia católica se había mantenido en los marcos de Platón y san Agustín. San Alberto Magno construía junto con santo Tomás de Aquino un sistema filosófico, en el cual se afirmaba que se podía vincular el pensamiento aristotélico y el católico. De tal forma que se podía creer en Dios (Ser creador del mundo) y en la inmortalidad del alma bajo una explicación aristotélica.
De 1254 a 1258 san Alberto fue superior de la provincia dominica de Alemania. Por esa época defendió a las órdenes mendicantes y su derecho de poder dar clases en las universidades. Guillermo St. Amour había lanzando una fuerte campaña contra los mendicantes, que habían tenido un éxito inusitado y habían ganado en popularidad, ciencia y santidad a los profesores seculares.
San Alberto, santo Tomás y san Buenaventura, defendieron adecuadamente a las órdenes mendicantes y lograron seguir dando clases en las universidades.
De 1260 a 1262, Alberto fue obispo de Ratisbona.
En 1274 participó en el concilio de Lyon y tres años después defendió la doctrina de santo Tomás de Aquino que había sido atacado por Étienne Tempier.
Sus últimos años perdió la memoria. Cuenta la leyenda que al principio tenía cierto temor de entrar a la Orden de Predicadores, debido al voto de obediencia. La Virgen lo animó a tener confianza, pero le dijo que como señal que poco antes de morir, perdería la memoria. San Alberto murió en 1280.
La escuela albertina tuvo dos líneas: una aristotélica encabezada por santo Tomás de Aquino y una neoplatónica seguida por Ulrico de Estrasburgo (1200 - 1278), Dieterico de Friburgo (1250 - 1310), Juan Eckhart (1260 - 1327). La última línea desembocó en la mística especulativa.
Pensamiento albertino
Alberto primero desarrolló su sistema filosófico y después se adentró en la teología.
En esa época era muy importante pensar en términos científicos, entendida la ciencia en relación a su objeto de estudio y al orden que llevaba a la creación de sistemas.
La importancia de unir la inteligencia, la razón y la sabiduría. El intelectivo o inteligente se concentra en las primeras causas y da su explicación. El científico, se basa en la razón, el rigor y la lógica para llegar a conclusiones. Mientras que el sabio le corresponde ordenar. Así podemos decir que san Alberto y santo Tomás de Aquino se caracterizaron por ser sabios.
El ser humano tiene la necesidad y deseo de saber, pero a veces lo distrae los placeres, las necesidades corpóreas, el trabajo o la pereza.
El hombre busca el saber por su necesidad y deseo de perfección, por una inclinación natural a entender y por unirse a Dios.
La sabiduría puede ser humana y divina. La primera puede ser teórica y práctica. La sabiduría humana se estudia por la filosofía, en especial por la metafísica o filosofía primera.
Mientras que la sabiduría divina está en el terreno de la teología, que es la participación de la sabiduría de Dios. La teología se veía como una ciencia afectiva.
La filosofía puede estudiar lo divino, llegando al Creador por medio de su creación y la criatura. La filosofía primera es la metafísica, es la ciencia más alta, de las cosas más elevadas, es la ciencia divina, dice san Alberto. Lo divino como realidad simple, primer objeto de la filosofía primera.
San Alberto para comprobar la existencia de Dios, siguió el principio del motor inmóvil planteado por Aristóteles. Primero diferencía de lo inmóvil y lo inmovible. Lo segundo es lo que no puede ser movido. Mientras que lo inmóvil es aquello que no se mueve.
Si se analiza hay un momento que todo lo que se mueve tiene por origen de ese movimiento un motor inmóvil, ese motor inmóvil es Dios.
La importancia del deseo es que es la causa de todo movimiento. La causa es aquello que hace que otra cosa deba su ser. Así hay una causa y un efecto. Dios es la causa y lo creado es el efecto.
El movimiento es un paso de algo posible o probable a su respectiva realización. Cada movimiento es una sucesión de fases que avanzan en determinada dirección. Mientras que el tiempo es la medida del movimiento une a lo que precede y a lo que sigue. Sin movimiento no hay tiempo y sin portador móvil no hay movimiento.
Un ejemplo de movimiento es la investigación, que se pasa de la ignorancia a la posesión de la ciencia, lo cual se lograr por la consecución de fases anteriores como la selección del tema, búsqueda de información, el planteamiento de problemas, la redacción de hipótesis y la argumentación para comprobarla.
San Alberto desarrolló una teoría estética, en la que planteó que la belleza es algo objetivo y que ilumina por medio del esplendor (en el mundo físico) y el resplandor en lo metafísico. La vida contemplativa al iluminar al ser humano es bella, ya que busca la verdad, la bondad y el amor; y también se caracteriza por tener unidad, delectación y ser buena.
Mientras que la vida activa se caracteriza por ocuparse de muchas cosas, es pragmática y es útil. La vida contemplativa y la activa aunque son diferentes pueden sintetizar, ya que ambas tienden al bien.
El bien puede ser individual o social, en éste caso es un bien común. El ser humano debe crecer espiritualmente, por medio de la introspección y ser congruente en la acción por medio de la virtud, la caridad y la misericordia.
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