Cronistas dominicos de México

Por José Omar Tinajero Morales

Especialista en historia de la Orden de Predicadores en México

Durante la época colonial, la mayor parte de la literatura histórica fue redactada por los religiosos, ya que eran los que se dedicaban a las humanidades. Algunas de sus obras se enfocaron a la historia natural, otras se concentraron en las culturas indígenas, otras fueron informes de viajeros y para preservar la memoria de los evangelizadores se redactaron las crónicas provinciales.

Los dominicos llegaron a la Nueva España en 1526 y desde épocas tempranas se asignó a algunos de sus miembros para anotar los hechos relevantes de la evangelización dirigida en sus territorios. En 1532 a instancias de fray Domingo de Betanzos se erigió la provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores, que originalmente tuvo una configuración territorial centro-sur, que abarcaba el valle de México, Puebla, Morelos, hasta Oaxaca, Chiapas y Guatemala.

La provincia es la división territorial regional, que permite una mejor atención religiosa a las comunidades. La provincia de Santiago estaba formada por conventos, colegios, vicarías, doctrinas, casas de recolección y misiones.

Los cronistas dominicos del siglo XVI

Para llevar una relación de los principales acontecimientos de la provincia se asignaba a uno de sus frailes la función de cronista. Las principales fuentes que empleaba eran las actas capitulares y apuntes producto de su observación. Los primeros fueron fray Vicente de las Casas, fray Domingo de la Anunciación y fray Andrés de Moguer, en quienes se basó fray Agustín Dávila Padilla.

Dávila Padilla terminó en 1591 su Historia de la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores, a partir de la vida de los religiosos más virtuosos como fray Domingo de Betanzos.

De 1569 es la crónica de fray Juan de Córdoba: Relación de la fundación, capítulos y elecciones de la Provincia de Santiago en esta Nueva España, de la Orden de Predicadores de Santo Domingo, escrita en un momento de replanteamientos de estrategias para lograr la evangelización al percatarse que varios de sus métodos no habían sido los suficientemente profundos para erradicar los ritos prehispánicos. Córdoba era además provincial y escribió su crónica por petición del maestro general fray Vicente Justiniano. Su crónica abarca desde la llegada de los españoles y desde 1535 va dando relación de los capítulos provinciales hasta el de 1568, en el que salió electo provincial.

Los cronistas dominicos del siglo XVII

La siguiente crónica se le conoce como Libro tercero de la historia religiosa de la Orden de Santo Domingo escrita por fray Hernando Ojea, en el año de 1608, la crónica tiene 30 capítulos y da importantes datos sobre la ciudad de México y el convento de Santo Domingo de México; da valiosa información sobre el proceso de reforma de la orden y narra la división de la provincia de Santiago de México para crear la Provincia de San Hipólito de Oaxaca, entre los años de 1592-1596.

Desde 1637 a 1645 fray Alonso Franco redactó la Segunda parte de la historia de Santiago de México de la Orden de Predicadores en la Nueva España, era una época de matices, en la que por un lado, existieron conflictos con respecto a la elección del provincial, pero por otra parte, se había consolidado de la orden. La crónica abarca desde 1591, en donde se quedó Dávila Padilla hasta 1642, cuando se había establecido la ley de alternativas en la provincia de Santiago. Entre las fuentes que consultó Franco destacan los apuntes de fray Bartolomé Gómez.

A fines del siglo XVII fue una etapa de esplendor para los dominicos, entonces fray Juan Bautista Méndez escribió la Crónica de la Provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores de 1521 a 1564. Méndez en vez de iniciar en donde se había quedado Alonso Franco, volvió a escribir los acontecimientos que se suscitaron desde la conquista de México. En buena medida se basó en Agustín Dávila Padilla, pero también consultó algunos documentos de primera mano hoy perdidos

Fray Juan José de la Cruz y Moya

Con fray Juan José de la Cruz y Moya se cambia radicalmente la forma de escribir las crónicas, si bien se concentra en hablar sobre el siglo XVI, ya no lo hizo tanto al estilo de las flores de santos, sino que se basó en abundantes fuentes, haciendo su crítica además es más preciso en su cronología y trató de captar el ambiente social. Cruz y Moya fue nombrado cronista en 1757 dejó la Historia de la santa y apostólica provincia de Santiago.

Los cronistas dominicos han dejado valiosos datos para reconstruir la historia de la provincia de Santiago de México y conocer su labor evangelizadora y pastoral, por lo que sus obras son básicas para el historiador de estos temas.

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